<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d9265895\x26blogName\x3dMaterial-mente\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://materialmente.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://materialmente.blogspot.com/\x26vt\x3d4267609997224011199', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
Material-mente

 

miércoles, diciembre 15, 2004

10:47 a. m. -

Roberto Zatorre explora elcerebro musical humano

«Las ratas son sordas a Mozart»

Tengo 59 años, nací en Buenos Aires y vivo en Canadá desde joven. Soy neurocientífico, e investigo el cerebro humano en el Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill. Estoy casado y tengo dos hijos adolescentes. Soy de centroizquierda y agnóstico. Soy también organista. He hablado de música y cerebro en CosmoCaixa.


Roberto Zatorre.

Por Víctor -M. Amela
La Vanguardia
13/12/04, 16.02 horas

-Llegan sonidos al interior del útero de la mujer embarazada?

-Hay una barrera de piel, músculos, grasa, el útero, el líquido amniótico...: ¡allí dentro llega muy poco sonido exterior!

-¿El bebé no oye nada, pues?

-Sí sabemos que el feto reacciona moviéndose cuando hay un ruido muy fuerte, y que el cerebro tiene capacidad para la audición a partir del séptimo mes de gestación.

-Y al nacer, entramos en un mundo sonoro.

-Sí, y lo primero que oímos son voces. Y, a los pocos minutos de nacer, el cerebro del bebé sabe ya distinguir perfectamente la voz de su madre de todas las restantes voces.

-Somos asombrosos.

-La selección natural ha favorecido esa habilidad: ¡reconocer a la madre -por oído y olfato- facilita la supervivencia del neonato!

-Lógico.

-Pero, además, hay algo más: recién nacidos, nos desagradan ya los sonidos disonantes y nos agradan los consonantes.

-¿Somos melómanos de nacimiento?

-Algo innato hay en la percepción musical, sí. ¡Un bebé de tres meses memoriza y reconoce una música oída una semana antes!

-¿Somos animales musicales antes que animales parlantes, pues?

-Digamos que la capacidad cerebral para discernir tonos facilita el lenguaje hablado.

-¿Qué parte del cerebro es la que escucha?

-La corteza auditiva: está en el lóbulo temporal (aquí, sobre las orejas) de ambos hemisferios: el izquierdo distingue mejor el habla, y el derecho la música. Si ahora le pido a usted que cante una canción...

-Lo hago: "Campana sobre campaaana...".

-Para lograrlo, ha activado usted la memoria, la función vocal, la auditiva para escuchar y verificar el resultado... ¡Tal complejidad es inalcanzable para un ordenador!

-Eso me hace sentir humano, gracias.

-Es que es así: la música y el habla es lo que mejor nos caracteriza como humanos.

-¿Y nos amansa, como dice el refrán?

-Induce estados de ánimo, activa lo más hondo del cerebro, el cerebro emocional.

-La parte reptil de nuestro cerebro, ¿no?

-Sí. Las reacciones físicas que tenemos al escuchar música son similares a las que experimenta un animal hambriento al comer.

-¿La música equivale a un alimento?

-Oa una droga. Se activa la zona de recompensa del cerebro cuando escuchamos música, cuando comemos con hambre... o cuando consume cocaína un cocainómano.

-Muy interesante, doctor...

-Aún hay más: ¡es la misma zona cerebral que se activa durante la estimulación sexual!

-O sea: música, alimento, droga, sexo...

-... activan el centro cerebral del placer. Comer y copular no es fácil: exige una búsqueda, un desgaste de energías... Y el placer es el recurso que la evolución humana seleccionó para favorecer la supervivencia, tanto individual (comida) como colectiva (sexo).

-¿Y qué utilidad tiene el placer de la droga?

-La droga asalta ese circuito del placer: literalmente, es un cortocircuito.

-¿Y la música? ¿Qué función tiene para la supervivencia del individuo o de la especie?

-No tengo respuesta a eso. Pero explica por qué la música interesa a los humanos en todo tiempo y lugar, universalmente.

-Pero no es como la comida o el sexo...

-Pero sí tiene un aspecto social: esa propensión innata y universal a la música es luego moldeada socialmente, culturalmente...

-La música facilita identidades...

-Todos los grupos humanos han tenido sus bailes, sus himnos, en todos los ejércitos ha habido banda de música rítmica, que ayuda a la marcha, que excita a la batalla...

-¿El ritmo excita y la melodía aplaca?

-Tristeza y lentitud están vinculados (y por eso en los funerales usamos música lenlegan ta), igual que están vinculados ritmo y viveza: el ritmo, además, ¡activa el sistema motor! Ahora investigo esta conexión entre sistema auditivo y sistema motor...

-¿Y qué pasa con los sordos?

-Que bailan: agarran en sus manos unos globos hinchados, que captan las vibraciones de una música rítmica con volumen alto. La vibración se transmite a la corteza táctil, que se conecta a la corteza auditiva y la activa.

-Entonces, el ciego ¿oye con el tacto?

-Sí. Y con la vista, que también activa indirectamente la corteza auditiva del sordo.

-¿La corteza auditiva, pues, no se atrofia aunque el oído sea sordo?

-Por eso el cerebro la reutiliza. Y, de hecho, el implante cloquear aprovecha eso, aunque sea todavía primitivo... En niños tiene más posibilidades de éxito que en adultos.

-¿Y por qué algunos sonidos o músicas nos resultan agradables y otros desagradables?

-Es pura física: los acordes desafinados son ondas irregulares, que resultan ásperas a la cloquea como una lija a la piel.

-Pero a muchos les gusta Stravinsky...

-Por el contraste entre disonancias y consonancias: el placer deriva de ese contraste, de la resolución de ese conflicto. Y ciertos acordes de Bach son disonantes, pero el conjunto no. Y, además, el gusto se educa...

-¿Es científicamente cierto que escuchar a Mozart estimula la inteligencia de los niños?

-Mire: todo suma, obviamente..., pero no hay evidencia de nada más.

-Y la musicoterapia, ¿tiene alguna base?

-Sabemos que, clínicamente, hay mejoras..., pero falta aún investigación al respeto.

-Una vaca... ¿da más leche con Mozart?

-No, ni las plantas crecen más. Se dijo que Mozart hacía más inteligentes a ratas recién nacidas... hasta que descubrimos que el oído de rata sólo oye sonidos a partir de 20.000 hertzios: ¡las ratas son sordas a Mozart!


Publicar un comentario

© Zenón 2005 - Powered for Blogger by Blogger Templates