Roberto Zatorre explora elcerebro musical humano
«Las ratas son sordas a Mozart»
Tengo 59 años, nací en Buenos Aires y vivo en Canadá desde joven. Soy neurocientífico, e investigo el cerebro humano en el Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill. Estoy casado y tengo dos hijos adolescentes. Soy de centroizquierda y agnóstico. Soy también organista. He hablado de música y cerebro en CosmoCaixa.
Roberto Zatorre.
Por Víctor -M. Amela
La Vanguardia
13/12/04, 16.02 horas
-Llegan sonidos al interior del útero de la mujer embarazada?
-Hay una barrera de piel, músculos, grasa, el útero, el líquido amniótico...: ¡allí dentro llega muy poco sonido exterior!
-¿El bebé no oye nada, pues?
-Sí sabemos que el feto reacciona moviéndose cuando hay un ruido muy fuerte, y que el cerebro tiene capacidad para la audición a partir del séptimo mes de gestación.
-Y al nacer, entramos en un mundo sonoro.
-Sí, y lo primero que oímos son voces. Y, a los pocos minutos de nacer, el cerebro del bebé sabe ya distinguir perfectamente la voz de su madre de todas las restantes voces.
-Somos asombrosos.
-La selección natural ha favorecido esa habilidad: ¡reconocer a la madre -por oído y olfato- facilita la supervivencia del neonato!
-Lógico.
-Pero, además, hay algo más: recién nacidos, nos desagradan ya los sonidos disonantes y nos agradan los consonantes.
-¿Somos melómanos de nacimiento?
-Algo innato hay en la percepción musical, sí. ¡Un bebé de tres meses memoriza y reconoce una música oída una semana antes!
-¿Somos animales musicales antes que animales parlantes, pues?
-Digamos que la capacidad cerebral para discernir tonos facilita el lenguaje hablado.
-¿Qué parte del cerebro es la que escucha?
-La corteza auditiva: está en el lóbulo temporal (aquí, sobre las orejas) de ambos hemisferios: el izquierdo distingue mejor el habla, y el derecho la música. Si ahora le pido a usted que cante una canción...
-Lo hago: "Campana sobre campaaana...".
-Para lograrlo, ha activado usted la memoria, la función vocal, la auditiva para escuchar y verificar el resultado... ¡Tal complejidad es inalcanzable para un ordenador!
-Eso me hace sentir humano, gracias.
-Es que es así: la música y el habla es lo que mejor nos caracteriza como humanos.
-¿Y nos amansa, como dice el refrán?
-Induce estados de ánimo, activa lo más hondo del cerebro, el cerebro emocional.
-La parte reptil de nuestro cerebro, ¿no?
-Sí. Las reacciones físicas que tenemos al escuchar música son similares a las que experimenta un animal hambriento al comer.
-¿La música equivale a un alimento?
-Oa una droga. Se activa la zona de recompensa del cerebro cuando escuchamos música, cuando comemos con hambre... o cuando consume cocaína un cocainómano.
-Muy interesante, doctor...
-Aún hay más: ¡es la misma zona cerebral que se activa durante la estimulación sexual!
-O sea: música, alimento, droga, sexo...
-... activan el centro cerebral del placer. Comer y copular no es fácil: exige una búsqueda, un desgaste de energías... Y el placer es el recurso que la evolución humana seleccionó para favorecer la supervivencia, tanto individual (comida) como colectiva (sexo).
-¿Y qué utilidad tiene el placer de la droga?
-La droga asalta ese circuito del placer: literalmente, es un cortocircuito.
-¿Y la música? ¿Qué función tiene para la supervivencia del individuo o de la especie?
-No tengo respuesta a eso. Pero explica por qué la música interesa a los humanos en todo tiempo y lugar, universalmente.
-Pero no es como la comida o el sexo...
-Pero sí tiene un aspecto social: esa propensión innata y universal a la música es luego moldeada socialmente, culturalmente...
-La música facilita identidades...
-Todos los grupos humanos han tenido sus bailes, sus himnos, en todos los ejércitos ha habido banda de música rítmica, que ayuda a la marcha, que excita a la batalla...
-¿El ritmo excita y la melodía aplaca?
-Tristeza y lentitud están vinculados (y por eso en los funerales usamos música lenlegan ta), igual que están vinculados ritmo y viveza: el ritmo, además, ¡activa el sistema motor! Ahora investigo esta conexión entre sistema auditivo y sistema motor...
-¿Y qué pasa con los sordos?
-Que bailan: agarran en sus manos unos globos hinchados, que captan las vibraciones de una música rítmica con volumen alto. La vibración se transmite a la corteza táctil, que se conecta a la corteza auditiva y la activa.
-Entonces, el ciego ¿oye con el tacto?
-Sí. Y con la vista, que también activa indirectamente la corteza auditiva del sordo.
-¿La corteza auditiva, pues, no se atrofia aunque el oído sea sordo?
-Por eso el cerebro la reutiliza. Y, de hecho, el implante cloquear aprovecha eso, aunque sea todavía primitivo... En niños tiene más posibilidades de éxito que en adultos.
-¿Y por qué algunos sonidos o músicas nos resultan agradables y otros desagradables?
-Es pura física: los acordes desafinados son ondas irregulares, que resultan ásperas a la cloquea como una lija a la piel.
-Pero a muchos les gusta Stravinsky...
-Por el contraste entre disonancias y consonancias: el placer deriva de ese contraste, de la resolución de ese conflicto. Y ciertos acordes de Bach son disonantes, pero el conjunto no. Y, además, el gusto se educa...
-¿Es científicamente cierto que escuchar a Mozart estimula la inteligencia de los niños?
-Mire: todo suma, obviamente..., pero no hay evidencia de nada más.
-Y la musicoterapia, ¿tiene alguna base?
-Sabemos que, clínicamente, hay mejoras..., pero falta aún investigación al respeto.
-Una vaca... ¿da más leche con Mozart?
-No, ni las plantas crecen más. Se dijo que Mozart hacía más inteligentes a ratas recién nacidas... hasta que descubrimos que el oído de rata sólo oye sonidos a partir de 20.000 hertzios: ¡las ratas son sordas a Mozart!
miércoles, diciembre 15, 2004
10:47 a. m. -
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